Patrimonio arqueológico
El yacimiento arqueológico del Cerro de la Coja se encuentra emplazado en la cabecera del filón metalífero de Siete Cuevas . En su vertiente Este destaca una estructura abovedada perfectamente visible con apertura circular en la cubierta y que podría tratarse de un silo de almacenamiento o cisterna asociado a un edificio mayor.
En la vertiente Sur del Cerro, con motivo de la construcción de un Mirador por parte del Ayuntamiento de la localidad, sacaron a la luz restos de un edificio monumental cuyos elementos más definitorios eran unas piscinae elaboradas con mosaicos de signinum , alguno de ellos con incrustaciones de teselas en el que destacaba un hermoso delfín, fechado en época de Augusto. Dadas sus dimensiones y características se interpretó como » Thermae» espacios pertenecientes a un gran edificio público.
Hacia el interior, el muro de fachada daba a un corredor con idéntico sentido, desde el que se accedía a tres espacios rectangulares, dispuestos en perpendicular con respecto a aquel. Este conjunto documentado se interpretó como posible apodyterium de las Thermae , dedicados a vestuarios, tiendas y almacenes. Destaca también la excavación de desagües con salida hacia el sur de la edificación.
A escasos metros del complejo Termal se explotaba el Pozo de Levante donde se llevaban a cabo tanto actividades extractivas como metalúrgicas en el s. I aC. y debió dejarse de explotar en época de Augusto , momento en el que se decide levantar el edificio Termal. Entre los años 14 y 37 dC. Se realiza la reforma monumental de Tiberio donde las Thermae alcanzarían una superficie de 630 m2. Entre los inicios o primera mitad del siglo II (período romano) se produce el derrumbe y abandono de las Thermae y la actividad minera hasta el año 1.872 en el que la Córdoba Copper Company Ltd . decide la explotación sistemática de los filones de Cerro Muriano . La compañía inglesa decide abandonar definitivamente la explotación minera en la zona en el año 1.929, provocada por la estrepitosa caída del precio del cobre en la Bolsa de Londres y que tuvo su máxima expresión con el cierre del Pozo de San Rafael , en el que los ingleses ordenaron dejar bajo una gruesa capa de hormigón, aperos, animales de carga sacrificados, lámparas de gasoil, cascos y las indumentarias de los mineros. Actualmente podemos observar por la zona los restos de sus edificios destinados a las oficinas, situadas en el camino de Pañeros.
En la última actuación arqueológica en cerro Muriano se puso al descubierto restos de un horno que sirvió para la elaboración de materiales de construcción que debieron abastecer al distrito minero de Cerro Muriano antes de las Guerras Civiles que enfrentaron a César y Gneo Pompeyo . Las dimensiones de la cámara de combustión eran de 2,80 m N/S por 2,50 m E/O, habiéndose perdido por completo la cámara de cocción.
Los trabajos arqueológicos que se han llevado a cabo en los yacimientos han puesto de manifiesto la enorme riqueza que atesora y como consecuencia de estos trabajos, ha sido la apertura del Museo del Cobre que consta de tres salas. En la primera pueden verse algunos materiales sometidos a análisis metalográficos y minerales de la zona. La sala II está dedicada a la Prehistoria reciente y Protohistoria, en ella se exponen los objetos más antiguos del Museo. Por último, en la sala III, perteneciente al mundo romano, se encuentran buena parte de los materiales recuperados durante las excavaciones llevadas a cabo en el Cerro de la coja.