Patrimonio natural

En el paisaje de Cerro Muriano hay grabado un importante legado histórico. Pasear por sus caminos de leyenda es palpar con nuestros sentidos toda su herencia histórica. La rica toponimia del lugar es demostrativa de su antiguo esplendor.
Estos parajes han visto desde la antigüedad más remota cómo sus bosques han sido utilizados como materia prima de combustible para la actividad minera. Por ello, no es raro que la vegetación escasee en muchas zonas, ya que la producción mineral de estas sierras se concentró en este lugar. Por tanto la vegetación que predomina es el bosque de repoblación sobre todo pinar.

El yacimiento del Cerro de la Coja se encuentra próximo a la población. Recibe este peculiar nombre debido a que en este lugar existe una cueva (antigua cisterna perteneciente al conjunto de las Thermae ), en la cual vivía una señora que perdió una pierna durante la guerra civil española.
Desde este cerro donde se encuentra el Mirador del Cerro de la Coja podemos observar un espectacular paisaje desde el cual se divisa parte de nuestra sierra, del pantano de Navallana y algunos pueblos de la campiña.

Los materiales de desecho o escorias de dicha fundición yacen amontonadas en la superficie por distintas zonas, creando un paisaje peculiar, conocido en la zona como gachas negras.

Como testigo de ésta riqueza minera ha quedado una gigantesca roca de cuarcitas que semeja a dos leones besándose y que por estos lugares se denomina «La Piedra Horadada«, símbolo del Colegio Público «Santa Bárbara».

Desde la Ermita de Nuestra Señora de los Pinares podemos disfrutar de las extensas vistas que nos ofrece el Mirador de Media Andalucía , llamado así porque desde él se divisan cuatro de nuestras ocho provincias andaluzas. Disfrutaremos más aún si subimos a la cota más alta de la zona, Cerro Torreárboles, con 693 m.

Se puede observar amplias zonas de monte en las que predomina la jara, seguida del lentisco, retama e inhiesta mezclada con encinas y pastizales. Las especies forestales en las repoblaciones están formadas de pino piñonero, negral y en menor medida de pino carrasco, canario y eucaliptus, estos últimos ocupando las partes húmedas de las umbrías y arroyos.
También destacan en el paisaje las pequeñas huertas para el consumo familiar que se alternan con grandes fincas, algunas de las cuales con cotos de caza menor y mayor.

El pantano del Guadalnuño es otra de las bellezas paisajísticas de nuestra zona, en él podemos disfrutar de la pesca de especies como la carpa o los black- bass.
Existe entre los vecinos y foráneos una gran tradición a la recogida en determinadas épocas del año, de algunos productos que nos ofrece la naturaleza. En nuestros campos se crían numerosas setas comestibles, entre las que destacan los faisanes, los níscalos y las célebres setas azules. No menos interesante es la recogida de espárragos silvestres, tanto trigueros como serreños.