Los habitantes de Obejo volvieron ayer a citarse con su tradición, que marca que el día 17 de enero o el domingo más cercano a esta fecha, que coincide con la festividad de San Antón, se bailen en las calles de la localidad la Danza de las Espadas, uno de los festejos más espectaculares del folklore español. Esta fiesta, también conocida como «bachimachía», reunió ayer a cientos de vecinos y visitantes pese a ser un día frío y desapacible.

La danza fue ejecutada por una treintena de danzantes dirigidos por un maestro. Vestidos con su tradicional chaquetilla corta de pana marrón, camisa blanca, pantalón de panay fajín rojo, fuerona bailando durante la procesión, tras la misa en la iglesia de San Antonio ABad, acompañados por la música del acordeón, la guitarra, el laúd y la pandereta.

El momento culminante, conocido como el «patatú», llegó cuando los danzantes formaron un círculo en torno al maestro de danza, cruzando las espadas y simbolizando su estrangulamiento. La música se paró y a un golpe de pandereta el maestro se escabulló del laberinto de espadas. El próximo intento llegará el 21 de marzo, con motivo de la romería de San Benito.

Unos juegos populares y una degustación de migas en la plaza de España cerraron los actos celebrados por la festividad de San Antón.

 

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